Mañana, trabajo, prisas, tráfico, olor a café…Camino por el asfalto de esta mágica ciudad, que con toda seguridad, ha visto pasar miles de maravillosas historias sobre sus calles. Y un pensamiento me hace sonreir… ¡Sería fascinante poder ver, oír o leer proyectadas sobre el suelo, como en una pantalla de cine, las más hermosas historias que han sucedido sobre estos adoquines…¡Guau…, calles con memoria proyectiva y yo sintiéndolo, y me imagino como sería una Luxury Experience así…!. Y empiezo a caer en espiral en un torbellino de imágenes, olores y sonidos que me transportan a otra dimensión…
Cuando de golpe el estridente claxon de un taxi me hace salir, de este volar de mi imaginación, al frenar a un centímetro de mis adoradas UGG. El cuerpo se me paraliza. Siento como una mano me sujeta con seguridad. Y sin saber cómo, mis atolondrados ojos, se ven pegados a un maravilloso pañuelo de Chester Barrie. Levanto mi mirada y allí está él. Me encuentro con su dulce sonrisa, con una de esas exclusivas miradas capaces de expresar deseo y respeto y una aterciopelada voz que me dice con serenidad y amabilidad.. ¡Hola, mi nombre es Hugo, que gran suerte he tenido esta mañana!. ¿Te encuentras bien?.
Intento recomponerme, sonreír amablemente y dar una rápida respuesta. Recupero de nuevo mi espacio vital. ¡Oh, si claro, gracias, gracias, estoy bien…!. ¿Bien, he dicho que estoy bien…?. ¡Qué respuesta más inexacta…!. Estoy nerviosa, asustada y un poco avergonzada, pero también raramente complacida… Como cuando te sientas en una cómoda silla o te reconforta un cálido fuego. Rápida y sutilmente me coge mi maletín.
Y con la mano me indica la entrada de una confortable cafetería, que a escasos metros, parece estuviera esperando este momento. ¡Por favor, permíteme poder acompañarte hasta que te recuperes del susto. No me iré tranquilo de otra manera!…Me dice con una contundencia llena de calidez. Titubeo pero es imposible decir que no, me cede el paso y conduce hasta una recoleta mesita junto a una cristalera que deja entrar una cálida luz matinal.
Me retira la silla y espera a que me acomode. Toma asiento enfrente de mí y suavemente se desabrocha el botón de su americana. ¿Te encuentras mejor?. Me susurra amablemente. ¡Oh si, gracias de nuevo, siento el incidente!. Contesto agradecida. Me mira, sonríe y me contesta. ¡En absoluto, para mí ha sido un regalo, poder encontrar esta mañana alguien que me hace sentir por un instante como un héroe!. Tomamos un café rápido y en ese corto espacio de tiempo no habla de sí mismo ni del incidente…simplemente está atento a lo que necesito. ¡Me hace sentir tan cómoda!. Le miro de reojo, y observo que viste de lujo. Lo imagino comprando en Pierre Degand en Bruselas, en The Armoury en Hong Kong, en Al Bazar en Milán o en Santa Eulalia en Barcelona.
Pero lo que más me fascina, no es que sepa elegir el mejor atuendo. Lo que más me fascina es que sabe elegir la palabra exacta para quitar importancia al favor que me ha hecho y en cambio parecer estar recibiendo. Y con este pensamiento me dejo acompañar hasta el taxi, que me ha pedido, para que me lleve hasta mi destino. Abre la puerta, me mira y con una sonrisa de lujo me dice…¡Te deseo un maravilloso día…!. Ahora estoy segura. ¡Sin duda, acabo de ser salvada, por un verdadero “Gentlemen”!. Esa clase de hombre que se distingue de los demás, porque maneja la elegancia con la sencillez de un maestro y hace de la educación hechos consumados que rezuman amabilidad….
Y durante el trayecto a mi destino, sonrío al recordar los más de 500 millones de visitas en Youtube a “Gentlemen”, el vídeo de la nueva versión del artista surcoreano Psy con un estribillo que reza “Soy una madre, un padre, un caballero”. Una sátira sobre un hombre vulgar que se denomina a sí mismo un “Gentlemen”.
http://youtu.be/1bJarDvETR0
Y pienso…por suerte aún existen verdaderos Gentlemens!!!!
Artículo escrito por Coco Rebollo
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