¡Hay un lugar donde el baile es más que arte…!

¡Que ya es la hora….!. ¡Que ya no llego…!. Pues nada, a volar como el viento, rumbo a mi Sacromonte.

Y empieza a brotar mi fantasía y voces me llegan, como brisas flamencas, que me susurran: Judea, Chumbera, Manolote, Chumberitos, Alegrías, Guitarra, Alhambra… Me encanta subir al “Monte Sagrado”. Caminando por el empedrado de sus calles, dejándome acompañar por esa Alhambra que altanera me mira y parece decirme…”Por él yo también me muero…”.

Barrio de príncipes y raza que rezuma musicalidad, esencia y exclusividad. Entre chumberas, geranios y cuevas duerme el duende del flamenco, que si te toca te cambia la vida.¡Y al fin llego…!. Empiezo a subir los escalones de la felicidad, de la Escuela Internacional de Flamenco Manolote, en la mágica Chumbera.

 

Y allí están ellos…mis chumberitos, tocados por una chispa que les corre por las venas: el arte del mejor flamenco. Movimiento en los vestuarios, taconeo, risas, guitarras que salen de sus fundas, compás marcado. Y empieza la clase, y Judea, mi maestra sonríe…

Y allí estoy yo…con más valor que arte. Intentando pillar esas alegrías que mis pies no siguen pero si mi corazón. Está claro que lo que siento no puede verse…¡Ay pero si se pudiera ver!. Y si miro al frente allí están mis chumberitos. Marcando con sus pies el compás, con sus caderas ese seductor desgarro de guitarra, con sus brazos esa elegancia flamenca. Dios que fácil parece y que difícil es esto. Y quiero gritar…¡Maestraaaa no puedo!. Pero puedo, vaya si puedo, en la cuna del arte flamenco, no me queda más remedio que venirme arriba.

 

Y de vez en cuando y con disimulo me giro y allí detrás de ese muro de cristal, está mi Alhambra. Que me hace un guiño guasón y parece cantarme por Enrique Morente…”una rosa en un rosal gasta mucha fantasía …”. Y si, si… así me siento yo, como rosa en una rosal lleno de fantasía.

Y como ya te escribí en otra ocasión maestra…, hoy el significado de tu nombre, Judea “Agradezco a Dios”, resume lo que mis palabras no saben decir. Hoy sé que en mi vida os esperaba. Que todos los caminos llevan a la Chumbera. Donde el mejor flamenco es terapia para el alma. Donde el compás marca los hilos de corazones que no son grandes, son inmensos. Gracias maestro, Manolete, por una escuela donde aprendemos la forma más elegante de entender el mejor flamenco.

Y como muestra un botón. Y por eso no olvidaré la pasada noche. Noche mágica de primavera. En la que brillaron como estrellas, con el arte más “Manoletero”, dos de nuestras chumberitas ¡Ay lere y lere, Blanca e Irene!. Que ante la mirada acompasada del maestro, nos hicieron vibrar en la Chumbera, con lo mejor de la Escuela Internacional de Manolete. Por todo esto y por mucho más, hoy bendigo las razones casuales que me hicieron llegar hasta vosotros. ¡Gracias chumberitos!.

Artículo escrito por Coco Rebollo
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